¿Cómo cuidar los pechos durante el embarazo y la lactancia?
Lo cierto es que tus pechos merecen toda la atención posible desde el principio del embarazo y aún más después del parto, si decides dar pecho. Zona del cuerpo especialmente vulnerable, los pechos están expuestos en caso de choque, ya que no están protegidos por los huesos (a diferencia de la mayoría de los órganos vitales) y la piel que los cubre es frágil al estar sostenida por muy pocos músculos. Por ello, el tamaño y la forma de los senos son especialmente sensibles a los efectos de la gravedad, el aumento de peso y el paso del tiempo. Para preservar la belleza de tus pechos durante el mayor tiempo posible y garantizar una lactancia cómoda, puedes confiar en sencillos consejos que han sido probados por Mamás Milk Away.
Antes, durante y después del embarazo
Los pechos suelen ser los grandes olvidados de las rutinas de belleza. Sin embargo, ellos también merecen ser el centro de tu atención, estés o no embarazada.
- Tratamientos y masajes
Para ralentizar la inevitable aparición de los primeros signos de envejecimiento, es decir, las arrugas, las manchas de pigmentación y la flacidez de la piel, debemos prestar a nuestros pechos tanta atención como a nuestro rostro. Cada día, recuerda limpiar la zona con productos suaves que respeten el pH de la piel sin resecarla. Prohibidos los exfoliantes gruesos (que corren el riesgo de arañar y, por tanto, debilitar la piel) y los peelings agresivos. Al aplicar los distintos tratamientos faciales, los sérums y otras cremas hidratantes antiedad se extienden hasta el busto y los pechos. Se da prioridad a las fórmulas con extractos tensores y reafirmantes y se utiliza un gesto de masaje horizontal en forma de 8 (como el signo del infinito ∞) para activar la circulación sanguínea y potenciar la producción de colágeno.
Durante el embarazo (pero también después del parto y desde el inicio de la lactancia), los pechos se hinchan de forma natural, por lo que es preferible utilizar aceites hidratantes y antiestrías (ver nuestro artículo sobre productos de cuidado natural para utilizar durante el embarazo). Para algunas mujeres, es sólo una talla, para otras son dos o tres tallas más. También en este aspecto, no todas somos iguales. El aumento de volumen será una alegría para las futuras madres con pechos pequeños que soñaban con disfrutar de un flamante escote durante unos meses, y un infierno para las que ya tenían pechos grandes y que ya no caben en ninguna ropa interior; por no hablar del dolor de espalda que suelen sufrir las mujeres con pechos grandes. Podemos preguntarnos con franqueza por qué la madre naturaleza nos quiere tanto. Tener una gran barriga que nos impide ver los dedos de los pies y nos priva del sueño y de la dignidad en nuestros movimientos, por no hablar de construir un ser humano en miniatura desde cero en medio de nuestros órganos vitales, ¿no era suficiente? Había que añadir la emboscada de los pechos que se calientan, pican y triplican su volumen? En definitiva, todo esto no hace más que confirmar que las mujeres son guerreras, superhéroes, mamás maravillosas y que sus cuerpos son máquinas de guerra ultra sofisticadas. ¿Quién puede hacerlo mejor que un útero y unos pechos? Bueno, ¡nada ni nadie! Eso es todo.
Después del embarazo y la lactancia, el aceite antiestrías debe continuar durante unas semanas o meses para permitir que los pecho se desinflamen y evitar cualquier desgarro tardío de la piel.
"En cuanto a la aparición de estrías, estaba (no nos andemos con rodeos) completamente obsesionada. Así que me pasé los nueve meses de embarazo esparciendo aceite desde los hombros hasta los pies. Por la mañana, por la tarde y a veces incluso a la hora de comer cuando hacía tele-trabajo. Mi hombre me dio un apodo sexy: buñuelo. Así que me sentí muy orgullosa cuando volví a casa de la maternidad con mi hija en brazos, proclamando alto y claro que no había tenido ni una sola estría durante el embarazo. Opté por la lactancia materna y, tras la subida de la leche, mis pechos empezaron a hincharse, mucho más que durante el embarazo, ¡y fue entonces cuando ocurrió! Dije muchas palabrotas, muchas, incluso derramé una lagrimita al ver cómo los pechos empezaron a tener estrías en apenas diez días, más o menos. Como buena amiga, paso la voz a mi vecina: hay que seguir con el tratamiento antiestrías después del parto y, desde luego, durante la lactancia. Marie-Noëlle, Mamá Milk Away.
- Ropa interior adecuada
Esta es la base. En cuanto aparecen los pechos, en la adolescencia, se invierte en una buena ropa interior adaptada al tamaño y al peso de los pechos. Hay que prestar atención a la anchura de los tirantes para evitar rozaduras en los hombros y dolores de espalda, a la posición de las pinzas, a las costuras de los bolsillos, etc. Un sujetador debe ser, por definición, cómodo de llevar y, a la menor lesión, se cambie sin dudarlo. Sí, es una inversión, pero es demasiado importante, desde la adolescencia hasta el embarazo, pasando por la lactancia y la menopausia. Comprueba regularmente la calidad de tu ropa interior. Es habitual que durante el embarazo y la lactancia el aumento del tamaño de los pechos provoque verdaderas molestias y que los sujetadores se conviertan en una auténtica tortura. Afortunadamente, hay algunas grandes marcas de ropa interior que ofrecen una bonita ropa interior sin aros #graciasadios.
- Ejercicios de mantenimiento
Sí, puedes ejercitar el pecho o, más concretamente, los músculos que se encuentran debajo y alrededor de él, es decir, los pectorales. Cuanto más altas y redondeadas sean, mejor se verá tu pecho. La buena noticia es que sólo se necesitan unos minutos al día para ver la diferencia a largo plazo. Te pones delante de un espejo con los hombros hacia atrás y la espalda recta. A continuación, junta las manos, palma con palma, para formar un gesto de oración. Los antebrazos y los codos hacia abajo. En primer lugar, se ejerce presión presionando las palmas de las manos. Al mismo tiempo, los codos se separan y se llevan hacia la parte superior del cuerpo. Repite el ejercicio de dos a cinco minutos seguidos. Hazlo con la mayor frecuencia posible.
- Un chorro de agua fría
Rociar tus pechos con agua fría puede aumentar su firmeza y mejorar la circulación sanguínea (y también hacerte chillar), pero personalmente, en Milk Away, no nos gusta sufrir para estar bien. ¿Por qué no? Como ya somos guapas, la idea es mantenernos así el mayor tiempo posible, pero con suavidad.
Durante la lactancia
Los pechos van a ser muy solicitados. Por lo tanto, debes cuidarlos al máximo y escuchar a tu cuerpo en la medida de lo posible. Nadie sabe mejor que tú si lo estás haciendo bien o no, así que confía en ti misma. La lactancia materna es una auténtica aventura personal y familiar; para algunas, todo encaja rápidamente y sin problemas. Para otras, la lactancia requiere algunos ajustes. Tienes que encontrar tu propio ritmo (el ritmo de tu bebé se basa generalmente en un pequeño antojo cada hora y media; ¡estómagos en las piernas, ya sabes!), tu posición favorita, a veces ajustar tu dieta (ciertos alimentos y bebidas favorecen o ralentizan la producción de leche para satisfacer mejor las necesidades de tu pequeño) y a veces superar algunos pequeños contratiempos como la tensión en los pechos, las grietas, la congestión y la mastitis. Porque sí, la madre naturaleza pensó que quedarse embarazada, llevar un embarazo a término, dar a luz y sufrir un tsunami hormonal no era suficiente. Una cosa es segura, todas las mujeres iremos al cielo, ¡creennos!
De todos modos, si te sientes estresada, es aconsejable que busques el consejo de una asesora de lactancia o una matrona cualificada. A veces, lo que parece una montaña puede, de hecho, resolverse rápidamente con el asesoramiento adecuado. En Francia, la lactancia dura una media de siete semanas y muchas mujeres dejan de hacerlo no porque quieran, sino por falta de información y apoyo o por razones prácticas, como que el bebé empieza la guardería, la vuelta al trabajo o las dificultades para amamantar. Todas estas son malas razones para privarse de estos momentos especiales con su bebé, porque hay soluciones.
- La ducha diaria
Como los pechos estarán en contacto regular con la boca del bebé, se recomienda prestar especial atención a su higiene y ducharse una vez al día, preferiblemente con un jabón neutro sin olor agresivo. La leche materna contiene mil y una maravillas, concretamente vitaminas, minerales y proteínas que ayudarán al bebé a combatir las bacterias y los virus. También está lleno de anticuerpos, enzimas, aminoácidos, taurina y otras hormonas. Todo un ecosistema esencial que favorece la inmunidad general del niño (lee también: nuestro artículo sobre los beneficios de la lactancia materna) pero que también pueden germinar si los residuos permanecen en los pezones durante varias horas o días.
- Cuidado natural
También te aconsejamos que utilices productos lo más naturales posible y, preferiblemente, ecológicos. He aquí una buena sorpresa: debes saber que el producto más eficaz y económico para el cuidado de la piel es: ¡tu propia leche materna! Esto es una prueba más de que la naturaleza es buena. Como medida preventiva, después de cada amamantamiento o extracción de leche, se extraen unas gotas y se extienden sobre el pezón para preservarlo. Por otro lado, debes evitar que tu bebé mame justo después de aplicar un tratamiento. Tu olor es su doudou, así que evita poner una pechuga grasienta bajo su nariz si no reconoce el olor familiar. Incluso puedes aprovechar tus nuevos rituales de cuidado y masaje para involucrar a tu pareja y hacer el momento más cómplice si tienes el deseo... y la energía.
- Algunos tratamientos naturales recomendados para las lesiones leves de la lactancia materna
- Gel de aloe vera como hidratante y calmante.
- Aceite de almendras dulces como hidratante.
- Lanolina orgánica, ideal contra la irritación y las grietas en los pezones.
- Leche materna (en forma de compresa).
- Arcilla mezclada con aceite vegetal (en una compresa) para aliviar la tensión, la irritación y otros dolores.
- La miel medicinal (miel esterilizada que se vende en las farmacias) se utiliza como un potente antiséptico.
- Conchas de silicona con su efecto refrescante para aliviar los pezones y recoger el flujo de leche.
Todo va a salir bien y no olvides: ¡la crème de la crème (enlace al jersey en el shop) de las mamás eres tú!
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